"Creo que nos estamos haciendo daño...Lo mejor será que no estemos jutos...".
Otra vez las palabras resuenan en mi cabeza y yo me sentía incapaz de decir si aquello fue real o había sido sólo una pesadilla.Era lo único bueno de que empezara otro día y es que, antes de poner los pies en el suelo, contaba con esos segundos, quizá 2 o 3, en los que no me sentía vacía, en los que mi mente aún me hacía pensar que todo había sido una horrible pesadilla.Pero ese instante era tan dulce como fugaz y pronto mis peores temores se hacían reales y me daba cuenta de que tenía que volver a vivir un nuevo día si él a mi lado...El corazón se me encogía, un escalofrío constante se hacía hueco en mi cuerpo y me sentía vacía otra vez. Ése era mi estado normal desde hace ya varios meses, desde el día en que se marchó.
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