jueves, 25 de abril de 2013

Dime que me quieres.

Se paró el reloj. Y a la vez mi corazón. Me senté de golpe sin vida dentro de mi, sin ganas de reír y sin ganas de llorar. Era solo un cuerpo que estaba allí porque quiso estarlo, era el rastro del dolor, era la decepción en persona. 

Cuando fui capaz de tomar la riendas de mi propio ser de nuevo no sentía más que rabia e impotencia. Quería gritar por lo injusto de aquel acto, quería correr y no volver aquel lugar nunca más. Hoy le doy las gracias a poder en ese instante pensar con sangre fría y ser capaz de razonar que huir no era la mejor opción. Ibas a hablar y yo quería escucharte, necesitaba una explicación y tu tenias que tenerla.

Agachaste la cabeza, intentaste tomar la defensiva. Me iba a ir y lo sabias. ''No lo vas a entender'' murmuraste casi sin abrir la boca. Estabas tocado y hundido, casi tanto como yo. Comenzaron a fluir muy lentamente palabras, pequeñas explicaciones que no explicaban nada. 

Yo mientras tanto me hacia la dura, aunque estuviera rota por dentro, aunque tu dolor me doliera más que el mío y que la decepción fuera tan grande como para no aguantarlo más... Ya estabas perdonado, yo lo sabia. Lo que no sabia era si debías estarlo.

El primer beso fue raro, me dolía y me quemaban tus labios. Te perdone de corazón pero de razón no. Desde entonces no hay un maldito día en el que aquellas palabras que leí no pasen por mi mente. No hay ni una sola noche en la que no tenga esa pesadilla que se repite día tras día. Ya no existen las madrugadas en las que no llore. No hay ni una sola mañana en la que no me pregunte si me querrás lo suficiente como para no volver hacerlo. Desde entonces no me acuerdo de relajarme y disfrutar, me persigue todo allá donde voy.

Tengo miedo y eso me hace no ser yo misma. Tengo miedo porque no soportaría tener que perderte y tengo miedo porque es tanto lo que me duele que no sé si algún día dejaré de recordarlo. Porque quiero ser feliz pero el miedo y los recuerdos no me dejan serlo. 

Tengo miedo porque te quiero y te quiero por ser como eres. Tengo miedo hasta llegar al punto de no saber que es lo que digo, si mis palabras tienen sentido y si tu las entiendes.

Dime que me quieres y que no te vas a ir. Dime que me olvide de todo y lo olvidaré. Dime que soy lo suficiente importante para ti como para no volver hacerlo. Dímelo porque necesito oírlo. Demuéstrame que aquellas ganas de amarme que me pintaste siguen estando ahí. Porque yo jamás he tenido tantas ganas de ser tuya como las que tengo ahora.

Dime que me quieres, sí, esta noche dime que me quieres y que no te vas a ir.