lunes, 25 de julio de 2011

Para no perder la costumbre.

Cuando las palabras se te clavan como espinas, cuando ni las más lindas de las sonrisas te hace sonreír, cuando no recibes lo que quieres y las dudas inundan hasta la última parte de tu cuerpo, entonces solo entonces, te das cuentas de que aquel sentimiento que creías pequeñito, ha crecido. Sí, ha crecido lo suficiente como para doler.

Ese dolor que te agota, que supera los límites de tu cordura... se hace insostenible en tus manos y va a parar allí, a el mismo lugar que cada pena y cada alegría. A ese rincón que nadie ve pero que todo el mundo sabe que existe. Llamémoslo corazón o de mil y otras maneras. Y entonces los caminos que antes creías abiertos de repente comienzan a cerrarse.

No sabes por donde coger, hacia donde tirar... no sabes si aciertas o fallas. Y una vez más te haces pequeñita, pequeñita ante todo y todos. Y piensas en que vuelves a sentir lo mismo que aquella vez, sí aquella misma vez en la que acabaste triste y sola.

Y te vuelves a ver en el mismo lugar de siempre y todo lo conseguido se desvanece tan rápido como explotar una pompa de jabón. Esa pompa que llevaba guardada dentro la más bellas de las ilusiones, las palabras más hermosas y las sobrecogedoras ganas de querer sin miedo y a loco. Ganas de querer sin arrepentimientos, sin límites... ganas de querer por darlo todo.

Te pierdes en los besos y en las caricias, y te das cuenta que las cosas no siempre como en las películas y así una vez más se desvanece ese idealizado sueño que tenemos todas, ese final feliz, ese cuento de hadas del que nunca has sabido nada, ese príncipe azul que esperabas haber encontrado y al final no resulta mas que ser cualquier otro sapo. Y entonces te das cuenta de que, ni todos los cuentos son mentiras, ni todas las mentiras son cuentos.

miércoles, 13 de julio de 2011

Por que te quiero en mi vida.

Me pregunto a que viene todo esto. Sí, me refiero a mis estados de ánimo, a mis sentimientos, a mis idas y venias... a ese nudo en el estómago y esa sonrisa inocente cuando hablo contigo.

No lo entiendo, no entiendo nada. Hace unos meses pensaba que siempre sería todo igual, que nunca acabarían esos días oscuros, ese sentimiento de pena, esas ganas de nada...

Pensar que nunca volvería a querer como quise, y tras otro intento fallido... apareciste tú. Sin esperarte, sin planearlo, de la nada, de repente y sin avisos. Y apareciste para desmontar mi mundo por completo, para desencajar lo encajado, para hacerme subir al cielo.

Apareciste para mi bien... y sin quererlo de a poquito te he ido queriendo, aunque me cueste reconocerlo y sea difícil de entender, imposible es negar que has llenado mis días de colores. Jamás pensé que en tan poco tiempo podrías cambiar lo que otros dejaron destrozado.

No sé si será esa sonrisa que tanto me gusta, tus ojos con ese brillo especial ese brillo tan tuyo... no sé si quizás sea tus manos acariciándome o tus labios besando los míos, o tus forma de abrazarme de hacerme sentir tuya, protegida, entre nubes de algodón donde nada puede salir mal. Esas discusiones estúpidas que me haces sentir fatal, pero en la que ambos sabemos que siempre siempre acabarán con un te quiero.

Y es ese miedo, si ese propio de mi... es el que me hace retenerme, dejar de caminar y me entran las fobias y las sensaciones absurdas.Y me da por pensar ¿por qué yo y no otra? ¿ verdad o mentira? tu sin embargo me das confianza... me los das todo eres como el aire en mis pulmones o el latir del corazón... cosas que tu no decides que estén ahí pero de manera involuntaria siempre lo están. Y quiero que estén.

No sé si es demasiado pronto para todo esto, si estamos cogiendo el camino equivocado. ¿El camino equivocado? no, no lo creo. Te quiero conmigo, a mi lado. No hay prisas, nadie la tiene. Paso a paso sin equivocaciones.

Que me encanta tus medias sonrisas y tu cara de niño malo, que resulta no ser más que un trocito de estrella caída del cielo. Eres la palabra justa en el momento adecuado, eres todo lo que quiero en mi vida, ni más ni menos.

Sabes... con el miedo y los malos recuerdos no se va ningún lado, así que cojamos los dos y coloquemos el pasado en el lugar mas escondido del mundo donde ninguno de los dos lo podamos encontrarlo. Y entonces solo entonces y cogidos de la mano comenzaremos los dos lo que será, o al menos espero, no solo un presente si no también nuestro futuro juntos.

A tu lado solo quiero sonrisas.