miércoles, 2 de noviembre de 2011

Un nuevo despertar.

Despierto, y sin abrir los ojos inspecciono mi alrededor, escucho una respiración tranquila, y ese perfume tan dulce y familiar me hace sentir en el paraíso. Abro los ojos y veo los primeros rayos de luz atravesar las cortinas y dar a la habitación un color especial. Miro a mi lado izquierdo, y ahí esta él, como todas las mañanas... tan perfecto como siempre. Esta despierto y sonríe. Me besa en los labios, un beso cálido y alegre. Se deshace rápidamente de las sábanas y sale de la cama.

Me quedo sola en la habitación, que ahora está vacía sin él. Salgo de la cama de un salto y miro sonriente la última foto que nos hicimos juntos. Abro el armario y cojo rápidamente una camisa azul que me regaló en mi pasado cumpleaños. Me visto rápido, recojo mi pelo de forma improvisada y a toda prisa bajo las escaleras. Te busco en el salón pero ya me esperas en la cocina. Estas de espaldas y te abrazo lo mas fuerte que puedo. Buenos días mi amor. Ya me has preparado el desayuno, tal y como a mi me gusta, como todas las mañanas. Todos los días parecen perfectos al lado de la persona que quieres y todos los desayunos saben mejor si los puedes compartir con él.

Llega la hora de irnos a trabajar, me besas entre risas. Me cuesta trabajo separarme de ti. Pero siento como el día pasa, mientras pienso dónde estarás o qué estarás haciendo. Quizás estés pensando en mi. Cuanto te extraño.

Por fin llego a casa y tu aún no has llegado. Decido esperarte en el sofá. De pronto veo por la ventana aparecer tu coche, y mi estómago se estruja, el corazón late más fuerte. Como al principio de todo, como los primeros días.

Abres la puerta y me buscas por todos lados. Pronuncias mi nombre como jamás nadie lo hace. Me encuentras y salto a tus brazos. Te he echado de menos me susurras al oído. Acaricias mi espalada, besas mi cuello. Te abrazo más fuerte que nunca, te quiero. Nos dejamos llevar por el deseo de la piel, reímos, disfrutamos, nos queremos. Y entonces en el instante más perfecto, cuando nuestros cuerpos pasan a ser uno solo. Despierto. Todo ha sido un sueño. Tú no estás a mi lado al despertarme, ni me esperas para desayunar, no saldremos juntos al trabajo, ni nos veremos al regresar.

Suspiro. Y me doy cuenta de que aunque todo haya sido un sueño, no dejará de ser una realidad. Sí lejana quizás, pero no menos ilusionadora que cualquier otra ilusión. Porque quiero que me cuides y cuidarte yo a ti. Hacer la cena y deshacer la cama juntos. Sentarnos en el sofá, ver películas, leer, reírnos. Discutir y reconciliarnos . Querernos. Amarnos. Me encantaría entrar por la puerta y verte ahí, en el comedor, con miles de besos esperándome. ¿Me abrazas? Dejar pasar el tiempo. Mirarte recién levantado y mientras duermes. Conocer tus gestos. Estar enamorada de ti. Olvidarme de todo. Me haces pasar frío y calor. Sentir pasión y querer más. Desearte a todas horas. Y amar nuestro amor. Esta locura, mi precioso sueño. Sueño. Contigo. Te amo. Soy tuya para siempre, ese siempre que los dos creamos. No me dejes nunca, aunque estemos lejos.

¿Por qué? Porque esto es amor, por cada palabra, por cada beso. Porque me enseñas lo malo y lo bueno, porque nunca me mientes, porque me encuentras cuando estoy perdida, porque me quieres. Por todas las peleas. Por todo aquello que vivimos y que haremos. Por mis ojos cuando miran a los tuyos.Por ese 29 de junio y ese 3 de septiembre. Porque eres tu y soy yo.

Por los escalofríos y silencios. ¿quizás sea demasiado pronto para todo esto? Sí, porque puede mañana todo haya acabado. Porque puedes estar equivocado y me puedo estar equivocando. Porque los sueños no son más que el reflejo de los sentimientos. Y soy feliz, y eso nadie lo cambia. La vida me da razones. Y él es la principal. Por una eternidad lejana. Porque ya no le tengo miedo a nada.

Por ese amor que nos hace ser una sola alma. Sí, por ti y por mí.





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