jueves, 24 de abril de 2014

Fuimos.

Lo nuestro era una de esas historias que casi nadie vive, pero que todo el mundo cuenta.
Una de esas que te dejan el corazón blandito y las manos frías,
con todo ese remolino de cosas que hacen que te muerdas las uñas
y cantes todas esas canciones que dices que odias.
Nuestra historia era una de esas historias infinitas, sí,
de las que siempre aparece un ''continuará'' al final de la escena
y parece que no hay sitio,
(o que no queremos que lo haya),
para poner el punto

y aparte.
De esas que te dejan con los labios cortados
y la nariz rojita aunque este a 40 grados en pleno agosto.
Nuestra historia era una de esas basadas
en conversaciones con los ojos,
en peleas sin sentido
y en días echándonos de menos así por que sí.
Una de esas historias donde el orgullo se cree que manda
pero luego siempre aparecían las ganas de ti y de mí.
Las ganas de nosotros.
De las que no necesitas contársela a nadie
porque sabes que no la entenderían
y eso hace que te guste
más aún.

Una de esas historias donde la casualidad nos junta
donde menos nos lo esperábamos
y cuando más lo llevábamos esperando.
Donde me daban igual los demás abrazos
porque ninguno era capaz de calentarme los huesos
tanto como eran capaces los tuyos.

Una historia de esas con finales tristes,
con sus reencuentros y sus despedidas
y las dudas de no saber si se acabo para siempre



o sólo fue un párrafo más.

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